El valor de vivir
El valor de vivir, es el valor de experimentar y gozar (amar), la vida se vive a si misma en su base de experiencia gozo. La base del existir en si es un jugar, experimentar, gozar (felicidad). El nivel básico de experiencia en el aquí ahora inmediato es en sí un bien (la vida como un bien en si misma), es el juego de experiencias, posibilidades, y por eso las formas de vida en su generalidad vive, también ella en sus formas particulares puede querer dejar de experimentar o termina su proceso de posibilidad de experiencia con un mínimo de calidad, y desaparece una forma de vida (el desaparecer una forma de vida, es necesario para que la vida sea vida), pues vida y muerte en si es vida. No reconocer eso, que lo que somos es vida, y estar identificados solo con una forma de vida, lleva a mayor sufrimiento. El desear obsesivamente unas experiencias en futuro y no valorar la experiencia inmediata de presente, lleva a mayor sufrimiento. El creerse y sentirse culpable por ser menos, u orgulloso por ser más, impidiendo eso vivir el presente inmediato, lleva a mayor sufrimiento. El no respetar la vida en todas sus formas, solo por egoísmo de querer tener, manipular o necesitar psicológicamente sentirse endiosado, lleva a mayor sufrimiento. El no comprender el juego del existir con sus opuestos necesarios, pues los contrastes y las oposiciones forman parte intrínsecamente del juego de existir, si no, no es vida, lleva a mayor sufrimiento. Desear un estado inalterable de sensaciones (un ideal de no afectarse), es desear lo que la vida no es, y lleva a mayor sufrimiento. Las circunstancias dolorosas de todo tipo cuando se toleran, es porque la base del vivir y el impulso a vivir, es este “querer” jugar, experimentar, amar, y cuando una forma de vida quiere desaparecer, o desaparece (morir) el no comprender que eso es vida (respeto por la vida) y apegarse obsesivamente a unas formas, lleva a un mayor sufrimiento.
Si alguna finalidad tiene el vivir, es ese jugar, experimentar, y amar en todas sus infinitas posibilidades. Aceptando los vaivenes (saber y gozar de las intensidades) del vivir por reconocimiento de vida, con el mínimo apego posible (no sin apego), centrándose en el valor de la plenitud del ahora (la sencillez de las cosas básicas del presente) amando el conjunto de lo que está formando mi vida (la vida), y reconociéndome como presencia de ser (no un ser) donde la vida es, lleva a menor sufrimiento.
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