El egoísmo de ser alguien más que…de tener más que…estar por encima de… y gobernar a los demás…que me obedezcan para gozar de todos los posibles privilegios, a costa de que los demás estén viviendo condiciones miserablemente e innecesariamente dolorosas. Esto es el indicativo de la visión egocéntrica que todavía reina en la mente humana, provocando las diferencias sociales negativas. El egoísmo de provocar sufrimiento como venganza del propio, o por menosprecio al otro, interpretando que uno es más que, y así “calmar” el sentirse menos que…conjuntamente con la falta de entendimiento del respeto y colaboración en el vivir, porqué la vida la somos. Eso nos lleva a la desigualdad de posibilidades e intransigencia en derechos y necesidades básicas. La falta de visión de esa unidad de conciencia (la vida), provoca en gran parte el sufrimiento humano y las diferencias socio económicas que conllevan a dolor innecesario. De ahí la importancia de comprender nuestro egoísmo, y reconocer la unidad de conciencia, erradicando el sentimiento de culpa y favoreciendo la lucidez constante.
El sufrimiento individual es el sufrimiento del mundo. No hay otro mundo que mi mundo, con todos sus matices e interpretaciones. Saber que todo es mi mundo, la vida, la conciencia o mí consciencia, es consustancial a la posible liberación o reconocimiento. Esta experiencia, mi mundo: ¿Qué es lo que verdaderamente me hace sufrir y por qué? ¿Qué me hace gozar, amar o ser feliz y por qué? ¿Qué veracidad hay entre lo que siento, pienso y expreso? ¿Qué me limita, y qué verdaderamente quiero? ¿Cómo vivo la culpa, el orgullo, y el miedo? ¿Qué es verdaderamente la libertad para mí? ¿Qué reconocimiento hay del dolor conscientemente producido como yo, que es o será mi dolor inevitablemente? ¿Qué comprensión hay sobre la idea de yo? ¿Qué es lo que realmente me gustaría comprender? ¿Descubrir lo que sucede me permite cambiar lo que sucede?
Ver la identificación personal como un aspecto de mi mundo, aumenta la eficacia de la investigación sobre la fuerza inconsciente, ampliando la aceptación (no la conformidad) y relativizando las experiencias en una considerable mejoría del vivir. Lo que ha surgido como personal o impersonal, es sustentado por su base trascendente e inmanente, reconocer eso puede “Ser”.
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